Su única alegría del día era el momento en que iba a verla. A la atención de la Gerencia Territorial de Cáceres del SEPAD
A la atención de la Gerencia Territorial de Cáceres del SEPAD
En un medio de comunicación se muestra un relato que perfectamente refleja la realidad que están viviendo y por la que están pasando los familiares de residentes de la Residencia Asistida de Mayores El Cuartillo de Cáceres. Es el siguiente:
Hasta el viernes 13 de marzo, cuando el acceso a la residencia quedó restringido, su hija la visitaba todos los días. Le contó que no podría volver a visitarla cada día, como siempre, porque el país estaba en estado de alarma. El problema es que su madre no se acordaría al día siguiente de haber hablado con ella, no sabrá por qué su hija no ha ido a verla y se preocupará por su hija. "Ella me conoce, pero al día siguiente nunca se acuerda de si me vio”. “Su única alegría del día es el momento en que voy a verla y me dice: ‘Por fin, qué ganas tenía, hija'.".
Más de dos meses sin poder ver a su madre, ni abrazarla, ni besarla, ... Más de dos meses separados de sus familias, sin poder abrazar y besar a sus hijos, a sus nietos, ... "Pueden llegar a pensar que son la peste, alucinando con todo lo que está pasando y cómo se habla de ellos", dice la nieta. "Es tristísimo y desolador".
En una conocida revista de geriatría y gerontología, acreditados especialistas indican que con el separamiento de sus familias y sin poder sentir el calor de las mismas, los mayores muestran un declive funcional y cognitivo, con aumento de la neofobia y de la ansiedad así como problemas de aprendizaje y memoria; lo que exacerba la involución mental e inmunitaria durante este período a pesar de haber mantenido una vida social normal durante las etapas vitales anteriores. Además, la soledad conduce a una disminución de la actividad de las células que afectan la respuesta inmune, provocando graves alteraciones y trastornos.
Como afirman los familiares de residentes de la Residencia Asistida de Mayores El Cuartillo de Cáceres, "nuestros mayores aislados en sus habitaciones, solos, sin una televisión. La pena también se los lleva".
Parece mentira que ni a la Junta de Extremadura, ni al SEPAD, ni a la dirección del centro se les haya ocurrido alguna medida para paliar esta triste y desoladora realidad.
Triste y desoladora realidad que se resume de la siguiente manera:
Hasta el viernes 13 de marzo, cuando el acceso a la residencia quedó restringido, su hija la visitaba todos los días. Le contó que no podría volver a visitarla cada día, como siempre, porque el país estaba en estado de alarma. El problema es que su madre no se acordaría al día siguiente de haber hablado con ella, no sabrá por qué su hija no ha ido a verla y se preocupará por su hija. "Ella me conoce, pero al día siguiente nunca se acuerda de si me vio”. “Su única alegría del día es el momento en que voy a verla y me dice: ‘Por fin, qué ganas tenía, hija'.".
Más de dos meses sin poder ver a su madre, ni abrazarla, ni besarla, ... Más de dos meses separados de sus familias, sin poder abrazar y besar a sus hijos, a sus nietos, ... "Pueden llegar a pensar que son la peste, alucinando con todo lo que está pasando y cómo se habla de ellos", dice la nieta. "Es tristísimo y desolador".
En una conocida revista de geriatría y gerontología, acreditados especialistas indican que con el separamiento de sus familias y sin poder sentir el calor de las mismas, los mayores muestran un declive funcional y cognitivo, con aumento de la neofobia y de la ansiedad así como problemas de aprendizaje y memoria; lo que exacerba la involución mental e inmunitaria durante este período a pesar de haber mantenido una vida social normal durante las etapas vitales anteriores. Además, la soledad conduce a una disminución de la actividad de las células que afectan la respuesta inmune, provocando graves alteraciones y trastornos.
Como afirman los familiares de residentes de la Residencia Asistida de Mayores El Cuartillo de Cáceres, "nuestros mayores aislados en sus habitaciones, solos, sin una televisión. La pena también se los lleva".
Parece mentira que ni a la Junta de Extremadura, ni al SEPAD, ni a la dirección del centro se les haya ocurrido alguna medida para paliar esta triste y desoladora realidad.
Triste y desoladora realidad que se resume de la siguiente manera:
Actualmente te hacen una videollamada a la semana, el resto de los días puedes intentar hablar con la enfermera a partir de las 13,30 a veces lo consigues y otras no. La duración de la videollamada es como 1 o 2 minutos a lo sumo, y es lo único que los familiares pueden hablar con sus padres. Son muy cortas, 1 o 2 minutos a lo sumo y una vez a la semana. Si esto estuvo bien al principio, por la situación que atravesaba el centro en esos momentos; no creemos que ahora siga siendo lo adecuado. Los familiares de residentes lo vemos totalmente insuficiente y, por tanto, deberían ir buscando otras soluciones para videollamarles e, incluso, poder verlos.
Para paliar esta triste y desoladora realidad los familiares de residentes de la Residencia Asistida de Mayores El Cuartillo de Cáceres proponemos lo siguiente:
Deberían dejar que los pudiéramos ver, además hay maneras de hacerlo sin entrar en el centro. Desde la sala de televisión se ve el jardín, sólo tendrían que bajarlos allí de forma individual para que pudiéramos verlos a través de la amplia cristalera que en esa sala existe. Programando las visitas a través de un sistema de cita previa sería fácil organizarlo.
También sería positivo aumentar el tiempo de las videollamadas. Si el SEPAD y la Junta de Extremadura ha cubierto las 253 plazas de trabajadores que conforman la plantilla del centro, esta tarea sería fácil de llevar a efecto. Además existen asociaciones de voluntariado, con sus correspondientes certificados y equipos de protección y técnico, para efectuar esas videollamadas. Solo tendría la dirección del centro que autorizarlas. Incluso familiares de residentes, equipados con equipos de protección y que se han realizado los test y pruebas PCR y serológicas, podrían colaborar en estas funciones también como voluntarios.
Incluimos aquí la petición (a ver si la Junta de Extremadura, el SEPAD y la dirección del centro se sensibilizan del problema, aunque sabemos que para ellos realidad que no aparece en prensa no existe), relativa a la información que se está trasladando a algunas familias que, por disenso, no existe ilación entre sus miembros. Actualmente la información se hace llegar a un solo familiar, al primero que aparece en su lista de familiares; pero en estos casos puntuales y que la dirección del centro conoce, pues así se les ha trasladado por parte de los propios familiares afectados, se debería de informar de una forma más generosa a las dos partes que conforman esas unidades familiares.
Esta situación no sabemos el tiempo que va a durar y no creemos que sea justo que esos familiares se pasen sin saber nada de su residente (padre o madre) meses. Ya llevan dos meses sin recibir de ellos ni una foto ni una videollamada. Esperemos que a la dirección del centro, al SEPAD y a la Junta de Extremadura aún les quede algo de corazón.